EL NAPOLEÓN DE LOS BARES! El Bartender más conocido previo a la era Jerry Thomas.

Esta historia es tan notable y poco conocida que no merece un título más corto, así que acomódate y disfruta de esta historia de la vida real.

Puede que el nombre de ORASMUS WILLARD no te diga nada, pero cambió la manera en que los neoyorquinos bebieron a inicios de 1800´s.

Cuando uno entra en un local tan emblemático como el King Cole Bar de NYC sabe que las posibilidades de cruzarse con una estrella de cine son altas. Una vez sentado y dejándose llevar por la legendaria historia del lugar, uno entiende que la verdadera estrella es la persona que maneja la coctelera detrás de la barra.

Al momento de su apertura y por mucho tiempo el City Hotel fue el referente en modernidad. Fue el primer hotel en disponer de maquinas de refrigeración y hielo disponible para las bebidas y cocktails en verano.

En los últimos años, el mundo de la coctelería ha ganado en visibilidad y prestigio. Aún sin estar a la altura de los chefs más mediáticos, los «bartenders» son cada vez más reconocidos como innovadores gastronómicos. Pero no siempre fue así. Como suele ocurrir en todos los ámbitos, el reconocimiento actual de los bartenders se debe a unos pocos pioneros que, muchos años atrás, rompieron barreras y pre concepciones.

En el caso de la coctelería, esta figura suele recaer en nombres como Jerry Thomas, Harry Johnson o Harry Craddock. Pero si hay alguien que merece el título de pionero absoluto en el arte de mezclar bebidas este es ORSAMUS WILLARD. Por algo fue reconocido como el “Napoleón de las barras” por sus clientes y prensa de la época.

El bar del hotel era un punto de encuentro habitual de la élite artística, literaria y política neoyorquina, y un lugar de peregrinación obligado para cualquier celebridad internacional que visitara la ciudad. Los bares de hoteles además disponían de sistemas de refrigeración, hielo y bebidas importadas que eran imposibles para un bar independiente.

A principios del siglo XIX, el City Hotel de Nueva York era el hotel más distinguido de los Estados Unidos. Situado en un enorme edificio de la calle Broadway sus más de 70 habitaciones lo convertían, también, en uno de los más grandes de país. Fue ahí, detrás de su barra, donde ORSAMUS WILLARD forjó su leyenda.

Willard nació en 1792 en la comunidad agrícola de Harvard, Massachusetts, a unos 100 kilómetros de Boston. En 1813, después de un período mal pagado como maestro de escuela, se fue a Nueva York y encontró un trabajo como junior (Chico de los mensajes) en el City Hotel, en Broadway, justo por encima de la Iglesia de la Trinidad. Era el mejor hotel de la ciudad y del país. En un par de años, Willard presidía el bar del hotel, un trabajo que era ideal para él. Además de su cordialidad, su memoria fotográfica y su envidiable capacidad de trabajo, Willard era ambidiestro, lo cual le permitía mantener una constante hiperactividad. Su prioridad era la satisfacción de los huéspedes del hotel, y no escatimaba esfuerzos en ello. A menudo se le podía ver recibiendo a nuevos clientes mientras respondía las preguntas de otros y mezclaba bebidas con ambas manos.

En 1817, como Willard más tarde contó la historia, un cliente de Virginia entró al bar, entonces famoso por su Whisky Punch por copa, y le mostró lo último en mixología: Un Mint julep. (Este cocktail, un alimento básico de Virginia desde antes de la Revolución se había hecho tradicionalmente sin hielo, pero en 1817 la poderosa industria del hielo estadounidense estaba llegando y de repente el hielo era algo más asequible en verano). Willard estaba impresionado y de ahí en más hizo famoso el cocktail, recomendandolo probar a cada huésped que atendía en el bar.

Mint Julep

«A Willard se le atribuye haber popularizado el uso de hielo en las bebidas y cocktails como el Mint Julep.«

Su ética de trabajo era tal que raramente abandonaba el hotel. De hecho, cronistas de la época apuntaban que, cuando los invitaban a algún evento, tenían que declinar puesto que no sabían llegar más allá de la calle donde estaba situado el City Hotel. “Se decía que no dormía nunca, estando a todas horas en su puesto, y sin olvidarse nunca de un cliente, aunque no hubiese vuelto en 20 años”, escribía otro cronista.

Pasaron poco más de 12 años y Chester Jennings (Dueño del hotel) impresionado por las habilidades de Willard, lo convirtió en socio del negocio y simultáneamente fue ascendido a gerente de hotel. 

Willard no solo hizo Juleps, también gozaban de reputación su Gin Cocktail, Apple Toddy y su » Peach Brandy Punch».

En 1836, Willard y Jennings se retiraron, y Willard volvió a su casa en Harvard, donde se estableció como agricultor. Sin embargo, en 1843, su sucesor en el hotel fracasó y Williard fue traído de vuelta a su antiguo cargo. El periódico New York Dramatic Mirror envió a un periodista a mirar y esté público:

“Todo estaba bien: Willard estaba en su lugar detrás de la barra, un poco más gordo que en el pasado y algo gris por el cultivo de repollos, pero su maravilloso recuerdo de nombres y caras parecía en pleno vigor; y, con el tono de voz, la destreza de preparar bebidas, la bienvenida a cada esquina, y la respuesta mecánica de las preguntas y llamadas a los sirvientes, parecía haber comenzado exactamente donde lo dejó, y su pequeño episodio de agricultor le debe parecer apenas un buen sueño.”

Sin embargo, en 1848, Willard volvió a vivir el sueño y regresó a Massachusetts para criar vacas y muchos niños. El «Napoleón de las barras» o «Willard, el del City Hotel» , como se le conocía, murió en 1876 y está enterrado en una tranquila colina, no lejos de su casa, que tenía números de habitación en cada puerta, al igual que el City Hotel.

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